La aparacion y desarrollo de los modelos visuales genéricos para la llamada "A.I" han introducido una interesante dinámica en el mundo.
Debemos estar agradecidos con los ideologos desesperados y viles pragmaticos "technobros" que han traido este regalo a nuestras puertas. No por bondad humana por supuesto, sino como resultado orgánico de la búsqueda de nuevas fronteras, nuevos mercados, nuevas vías de especulación.
La nueva maravilla moderna que ha captivado el interes de miles de millones de personas globalmente, y desatado las peores pesadillas de una moribunda clase artesana ha, por medio indirecto y como resultado de las condiciones en las que existe, liberado la expresión propia de las garras del capital, y la ha devuelto a su vientre, el ser humano y la sociedad.
Por supuesto, no podemos ignorar el hecho de que esta tecnología existe con el fin de automatizar y reducir costos de trabajo, como lo es toda tecnología en el régimen actual del mundo. No me interesa el bienestar de Silicon Valley, ni minimizo los efectos doloros de la proletización.
Aún así, es hecho que la clase artesana, aquella que vive en su propia isla aislada de los efectos mayores del capital hasta hace poco, ha sido dada un golpe mortal. Ya no más podrán extraer los beneficios de comercializar sus hobbies y expresión personal. Se verán forzados a existir bajo las condiciones del resto de la humanidad, bajo empleo incertero y asalariado. El artesano ha muerto, pero con su muerte nace el nuevo ser, el verdaderamente comprometido con su arte, sociedad, cultura, hobby, o lo que fuere. La caída de los precios de producción del "arte" harán desaparecer a aquellos para quienes el mismo no era más que otra fuente de ingresos y refugio del empleo. Mientras que aquellos para quienes este era verdaderamente parte de su identidad o expresión personal han sido liberados de las cadenas de tener que comprometer dicha visión y expresión a las viscisitudes del mercado y aquellos inversionistas y patreons.
El fandom está muerto, larga vida al hobby.